Pues aquí estamos en gasolinera de la ronda este. Como siempre Anselmo llega tarde, no sé si será que ha pasado mala noche y sus cervicales le han dado “por saco” o han sido uno de sus sempiternos “problemillas” de su vieja Ducati. Dijo que vendría, pero no se ha presentado.
Luis “El Relojero” ya está aquí como de costumbre aparece el primero con su flamante BMW R1200 RT (“el ropero” le apodamos todos desde el primer día). Ya está desayunando en el barecillo de establecimiento, es lo que tiene el ponerse la insulina: que ha de comer de inmediato.
Mientras le doy un sorbo al café descafeinado tras tomarme la pastilla de la hipertensión y otra para el corazón muerdo una insulsa tostada de un pan que aspira a ser integral con un aceite de oliva de dudosa procedencia.
Llegan “Los Manolos” padre e hijo ambos amantes de las Hondas CBR 600f de hecho poseen una buena colección llegando a tener un modelo de cada versión que salió al mercado. Ambos no sin muchas dificultades han derrotado al cáncer… de momento.
Paco “Autobús” llega empujando su vieja Moto Guzzi 850 Le Mans. Cuando la deja junto al surtidor casi se cae al suelo, derrengado y tambaleándose llega al rato a la barra se había quedado sin gasolina a 700 metros de aquí, venía en ayunas y su anémia crónica no le ha ayudado mucho. Desayuna como puede sin recomponerse aún.
Miro el reloj, ya estamos todos… casi… saludos y algún chascarrillo, tono jovial. Anselmo no llega, salimos sin él.
Instantes después arrancamos las motos, cumplimos con el protocolo de ponernos casco y guantes, el último cierre de la chaqueta. Alguno con sus pequeñas manías antes de salir como rectificar los espejos o tocar compulsivamente la maneta de freno, entre otras.
En primer lugar sale “El ropero» y uno tras otro le seguimos, diferentes motos y diferentes personas pero amigos desde hace mucho tiempo y lo que nos queda.
En la rotonda de acceso al ensanche de la Gran Vía se nos une por la derecha Anselmo con su ruidosa italiana, gesticulando y refunfuñando dentro del casco, todos reímos… ya tenemos tema de conversación en la próxima parada. Seguro que su prótesis le ha vuelto a causar alguna contrariedad, esto sería una noticia menos grave porque si el retraso ha sido por algún motivo de avería en su moto es lo peor todos ya nos sabremos la historia que no dudará en repetir una y otra vez.
Circulando la carretera cual alfombra gris va extendiéndose bajo nuestras ruedas, es un gran momento. Nubes amenazantes a lo lejos, un dieciséis ruedas nos adelanta haciendo sonar su claxon estridente a su paso a modo de saludo. Mirada furtiva por el espejo, me reconforta saber que siguen ahí mis compañeros y así mismo observar las tres motos que me preceden. Me siento feliz y afortunado por rodar en grupo con ellos. Detrás de cada uno de ellos hay una historia.
Un niño rubito, callado nos observa asombrado con la nariz pegada a la ventanilla trasera del sempiterno monovolumen gris en el que viaja con toda la familia , quizás piense espantado en lo poderosos que son estos ruidosos motoristas envueltos en cuero o tal vez hayamos plantado la semilla para que el día de mañana en cuanto tenga edad adquiera una motocicleta.
Tan sólo somos personas yendo en moto un día más.
Me has dejado a medias!!!!!!!!
Ja ja ja ja eres insaciable, ya te dije que continuaré el texto con una segunda o quizás una tercera parte. un saludo.